Cuando establecemos una composición, en dos o tres dimensiones, nos centramos generalmente en los elementos que vamos a incluir. Y a menudo descuidamos los espacios vacíos o negativos. Pero si queremos que la composición quede equilibrada debemos tener en cuenta estos espacios, y jugar con ellos también. Si os fijáis en los dibujos de los niños veréis que ellos lo hacen de forma innata. Es una capacidad que perdemos al convertirnos en personas adultas. Así que ya sabéis: hay que trabajar para recuperarla.
Jorge Oteiza. Fotografía incluida en Mireia C. Zubiaurre: «En memoria de Oteiza». Revista digital Alenarte.
Nos ha parecido muy interesante cómo Jose Dieppa analiza el tema en este artículo de Graphic-iti.com.